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lunes, 2 de septiembre de 2024

McLaren no domina

Este pensamiento me vino a la cabeza cuando vi bajarse del coche a Oscar Piastri después de que finalizara el Gran Premio de Italia de Fórmula 1: lo que en otra época hubiera sido celebrado a bombo y platillo, sin ir más lejos hace unos tres meses, ahora sabe a poco, poquísimo. Una segunda y tercera posición, ambos pilotos subidos al podio y en clara progresión hacia los mundiales de pilotos y de constructores, sería un éxito mayúsculo si no fuera porque tienen el mejor coche de la parrilla y clasificaron en las dos primeras posiciones. ¿Por qué no ganó McLaren?


No lo sé. Ni soy experto ni ingeniero, pero sí que percibo las sensaciones que está transmitiendo la escudería británica desde que se confirmó que han adelantado a Red Bull en prestaciones, hace ya varias (muchas) carreras. Tres victorias en 16 rondas se antojan demasiado poco para el rendimiento de un monoplaza que ya es dominante sin duda alguna. Lo ha demostrado los sábados y los domingos, aunque en varias carreras han ocurrido diversos sucesos que han sido merecedores de calificativos más propios de la inexperiencia que de un equipo sólido. McLaren debería ganar, sí, y también debería dominar. Casi no llegan a la primera.

Este poso es el que dibuja las caras de los miembros del equipo. Casi nadie está contento con lo que está pasando ni en la pista ni en el muro. Cuando la estrategia no funciona y tus pilotos no pueden conservar las posiciones de parrilla (ni siquiera Norris es capaz de aguantar la primera vuelva en primer lugar) son los de arriba, apellídese Brown o Stella, los que deben acudir porque la situación está cercana al zafarrancho. Si el contexto fuera nefasto, luchando por entrar en los puntos, el intervencionismo no supone una alarma: malos momentos, decisiones inmediatas. Sin embargo, llama la atención que con la clara mejoría de los coches papaya no exista una dirección definida que seguir.

Un punto curioso es el “bienquedismo” del que suelen hacer gala por allá. Se enrocan en celebrar la equidad de sus dos pilotos, como si cada uno pudiera ganar el título en la misma temporada. Urge que se percaten de que la Fórmula 1 es una competición tan despiadada que es conveniente sentar las bases incluso en tu propio equipo, donde también nadan tiburones. Sobre todo porque de esta manera se evitarán bochornos como el sucedido en Monza, en el que ambos pudieron ganar y dejaron colarse a Leclerc desde la cuarta curva. A partir de ahí, todo se fue al garete. Deben decidir quién quieren que gane el campeonato. Y si es rápido, mejor.

Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada de Última Hora.

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