Ha llegado un punto en el que concebimos un mundo intangible
como cuantificable. Esta chorrada queda muy filosófica y hasta parece culta de
no ser porque me refiero a Facebook, esa red soc…(¿qué hago explicándolo?), esa
marabunta donde volcamos todo lo que nos sucede como si hubiéramos firmado un
contrato que nos obliga a contarlo. Ni siquiera es necesario (en algunas
ocasiones, incluso, inútil). Es como vivir enfrascado entre cristales. Nos ven,
saben lo que hacemos, dónde estaremos el mes que viene o si optamos entre
gambas, pavo o almendras para Nochebuena. Pero nos mola.
Y nos gusta. Bueno, en realidad, nos gusta que a otros les
guste. Hasta cierto punto que se pueden configurar fácilmente las pautas a tener en
cuenta para obtener uno de esos ‘Me Gusta(s)’ que endulzan la rutina. Mediante
una serie de algoritmos (súper complejos que no entenderíais) he conseguido
establecer una serie de pautas comunes en las que coinciden gran afluencia de
esos clics.
-Empatía > Quizá el más agradecido, el que se alegra del
éxito de otra persona. Está de moda (y me incluyo) escribir largas parrafadas
emotivas que fácilmente provocan que el que está al otro
lado de la pantalla se identifique con tu propia satisfacción. Ya puedes
empezar una nueva etapa de Erasmus (volver de ella), recordar un verano (o una
feria), ganar un campeonato de dardos local o destaponarte los oídos que, si lo
aderezas con una pizca de nostalgia y esfuerzo, te llevas un clic tan rápido como el proceso de tu
siguiente publicación.
-Eruditos > Tu amigo ha publicado un fragmento, un enlace
o una foto con alguna referencia cultural circunscrita a límites hipsterianos. No tienes ni idea de quién
coloreó ese cuadro, pero tienes que mantenerte en la aureola en la que estás
inmerso, por lo que no dudas en gustarte
ese apellido con raíces polacas, ascendencia ucraniana y orígenes búlgaros que
tan intelectual te hace parecer (o no). Sin nada que preocuparse, rezas para
que nadie te pregunte sobre el repertorio del artista en cuestión.
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Esta es una pintura (sí, pintura) del artista checo Hynek Martinec. No la/lo conocía hasta hace dos minutos. |
-Nostalgia > Directamente conectada con la primera de
esta lista, la evocación de sentimientos tristones son todo un clásico en la
última temporada facebookera. Las
lágrimas son un reclamo (más) de identificación que suele causar repentina
mella en el lector que, en este caso, utiliza su clic particular como apoyo del protagonista. La muerte de tu propio
canario, siguiendo esta línea, es un buen comienzo para acumular notificaciones.
-Por compromiso > Hay que recompensar a los fieles que
normalmente nos cortejan con un ‘Me Gusta’. A veces, no siempre, se congratula
con hipocresía una publicación que no nos gusta, pero con la que sentimos un
sentimiento de compensación con su autor (dentro de la poca relevancia que
pueda tener ese clic) por el hecho de
que es un asiduo azul en nuestras intervenciones. (Ahora andaréis con ojo sobre
la sinceridad de algunos. O sobre la mía propia)
-Bebés > Un recién nacido siempre despierta melancolía y ternura. Nunca falla. Aunque lo vistas como a una estrella del baloncesto.
-Acosador > La táctica de ligue por excelencia, pero la
menos eficaz. El individuo que da a ‘Me Gusta’ a todo lo que publicas (ojo, yo
no tengo de esto). ¿Una foto con amigas? Clic.
¿Una canción de Los Rebujitos? Clic.
¿Una foto recién levantado/a? Clic.
¿Te has roto el brazo y necesitas compartirlo con tus contactos? Pues claro que
clic. ¿Has sido invadido/a por una
plaga de langostas en tu propio dormitorio? ¡Mola, toma clic! Generalmente, detrás de cada toque de ratón suele haber un
hombre que posiblemente ni te salude cuando te vea por la calle.
-Nunca se es demasiado maligno > ¿Se trata de reírse de
algo/alguien/todoalavez? Aquí encontrarás una retahíla de seguidores que adoran
contribuir a la causa. No importa que el relaxing
café con leche esté más trillado que la cara del muñeco de cera de Fernando
Alonso, lo importante es que sigue siendo un motivo para ridiculizar lo que
sea.
-Comida > Creo que sobra decir nada más. Te gusta comer,
¿no? Pues ahí lo tienes.
-Ser famoso > Si fueras famoso, que no lo eres, por eso estás leyendo este blog, probablemente podrías ilustrar tu muro con un retrete, que recibirías un millar de 'Me gusta(s)' mínimo. Cuando yo lo sea, os lo diré.
-Llamarte Mariano DiVaio, Iggy Azalea o Benjamin Kowalewicz.
-Ser famoso > Si fueras famoso, que no lo eres, por eso estás leyendo este blog, probablemente podrías ilustrar tu muro con un retrete, que recibirías un millar de 'Me gusta(s)' mínimo. Cuando yo lo sea, os lo diré.
-Llamarte Mariano DiVaio, Iggy Azalea o Benjamin Kowalewicz.
Mi Twitter: @Ninozurich.
*Fotos tomadas de The Huffington Post y Blogspot.
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