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domingo, 20 de octubre de 2013

La suerte de ser Morata

Más allá de que su briega en el césped recuerde a la lucha por el escudo de Raúl, de que su ascendencia desde la cantera inunde de orgullo el pecho del madridista, de que los aplausos se instauren como tradición en el momento que salta/abandona el terreno de juego, de que el Bernabéu no le crucifique por uno de sus fallos, de que hincara su mástil con épica en el Ciutat de València con su primer gol oficial, de que la histeria nacional le haya colocado dos escalones por encima de Benzema…Más allá de todo esto, Morata es un buen jugador por sus propios méritos.

Álvaro Morata engaña a primera vista, su conducción torpona no sugiere un peligro para el rival en situaciones lejanas a la meta, pero la corpulencia que atesora (190 centímetros) sí que supone una interesante alternativa de espaldas al área. Aguanta con suficiencia la bola hasta encontrar una opción de desahogo, de tranquilidad, algo innato (y muchas veces inédito) en edades tan tempranas. Y no tiene mal toque en maniobras fugaces, de decisiones rápidas en poco espacio, como demostró también ante el Levante.

Pero la estadística que revitaliza la sensación sobre el delantero es el aprovechamiento de los últimos minutos. Su circunscripción no sólo se limita a la esfera madridista, sino que tiene más cabida aún en las categorías inferiores de la selección española, más concretamente en la Sub21. A los goles ya citados en las anteriores líneas, se añaden los conseguidos en el Europeo de este verano hasta en cuatro ocasiones (tres de esos tantos más allá del minuto 82), lo que le sirvió para jugar la final del torneo como titular después de empezar como suplente al inicio del mismo.

Como en casi todos los deportes, la confianza es un arma fundamental en el atleta. Así, el madrileño ha convertido la selección en el mejor hogar para aprovechar la letanía de Karim. En cifras, el delantero acumula siete goles en los últimos cuatro partidos con ella (50% de España) y ha ayudado a que en el casillero clasificatorio para el Europeo 2015 sólo haya victorias. A ojos del espectador merengue, Real Madrid y selección española (cualquiera de ellas) son dos insignias inseparables. Más gozo en Chamartín.

La progresión de Morata (si no os habéis dado cuenta, es un post dedicado a él) también radica en hechos. Recuerden que en sus primeras apariciones tenía piernas de paja y corazón de cristal, apenas impactaba el balón con fuerza. Se trataba más de un ejercicio de “no fastidiarla” que de una verdadera intención por dañar al meta rival. Los controles suponían pérdidas de ventaja y las carreras no llegaban a ninguna parte. En muchos casos, estas primeras impresiones sí que hacían desconfiar a la grada, que lo veía como uno más. Esta nueva temporada, con tres competiciones en liza, han desaparecido los malos augurios. Corre, dispara y salta con confianza (ver párrafo anterior). Ha comprendido que no tiene presión porque no costó X millones ni despertó expectativas que magnificaran su figura. Se limita a jugar y disfrutar. Y le va bien.


Y puede superarse. Aunque no marque. Ya se vio ante el Málaga que no lo necesita para salir ovacionado (quizá, una excepción por la marejada en torno al ‘9’). En época de bonanza, será mejor aprovechar esa suerte mientras dure.



Mi Twitter: @Ninozurich.

*Foto tomada de .

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