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lunes, 6 de enero de 2014

El freno de mano

Frótense los ojos, pero no descubro nada si anticipo que el freno de mano es una herramienta indispensable en los coches, un bien preciado en eso de la conducción de riesgo y en el chulismo putero. La palanca en cuestión, situada a una distancia óptima para salvar vidas o para joderlas, se acciona al elevarla, lo que produce una detención brusca y total del vehículo en pocos instantes. Siempre que se use bien, sucede que el objetivo para el que se utilice se logra. Pero, oiga, también puede usarse cuando le venga a uno en gana, independientemente de que la carretera esté solitaria ni haya aparente peligro, porque es que este mecanismo goza de una impunidad irreprochable para activarse en pro de la soberbia más absoluta. Y que Dios (o los Reyes Magos, que para eso es su día) coja confesado al que viene por detrás, ya que suyos serán los desperfectos materiales y, consecuentemente, la responsabilidad del choque. Lo dice la ley, así que no protestes. Dicho esto, usted es libre de accionarlo en atascos, caravanas, circuitos, urbes, tejados, piscinas y rotondas. Acciónelo sin miedo, si lo paga el de atrás. Nos echamos unas risas después, aunque siempre que estés seguro de que te darán, claro.

Usa el freno de mano con moderación. Es tu responsabilidad (o del que venga).



Mi Twitter: @Ninozurich

*Foto tomada de SuperCrossCar.

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