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sábado, 30 de octubre de 2021

Atraído

Estaba dispuesto a iniciar un texto sin rumbo prefijado ni tema seleccionado, como viene siendo habitual, y me había parecido buena opción ambientar el silencio de este lluvioso día madrileño para no caer en el absoluto aburrimiento. Cuando uno escribe o estudia, generalmente en mi caso, no suele escuchar nada, ningún ruido que perturbe el estado de concentración que pretende mantener durante unos minutos. Pero hoy no, hoy me apetece mezclarme con el ambiente sabatino. No sé, son cosas de la vida y de cómo se levanta uno.


Lo cierto es que el tiempo medio de escritura de una de mis entradas es, inspiración al margen, de 30 a 60 minutos. Y creía fervientemente que no iba a dispensar más de lo ya calibrado esta vez, pero me topé con un género televisivo en auge y especialmente cuidado desde Canal Plus —ahora Movistar Plus—: el documental deportivo. En la mañana de hoy me he visto un par de ellos porque, de repente, te atrapa. Boom. Aparece delante de tus narices y es como si ya se me hubiera robado la capacidad para encadenar dos palabras seguidas en el teclado. Y en ello estoy, luchando por ver quién está por encima: si la tele o yo.

Estoy perdiendo.

Quizá me resulta tan atrayente porque me encanta el deporte y todas las historias que lo rodean. Coño, he escrito un libro de curiosidades en un deporte, ¿cómo no me va a gustar la forma en la que se desarrollan estas piezas periodísticas? Mi generación —esté relacionada con la comunicación o no— ha crecido con programas como El Día Después, Informe Robinson, Salvados, etcétera. Nos encanta que nos cuenten cosas, pero de manera distinta, cuidada, atractiva. Nos coge y no nos suelta. Dejamos de hacer casi todo lo que estamos haciendo. Es mejor que una serie.

Creo que uno de los aspectos más importantes es la ausencia (casi siempre) de ficción. Y, en otras tantas, que uno ha sido coetáneo de muchos hechos que se narran. El Mundial de fútbol de España, los campeonatos ganados por Fernando Alonso, el fenómeno de Michael Jordan, la Beckhamanía de principios de milenio... Quizá porque ya lo vivimos una vez lo experimentamos con mayor intensidad en una segunda. O también puede ser que, cuando lo estuvimos viviendo, no nos dimos cuenta de la magnitud y el significado de lo ocurrido.

A mí incluso me produce cierta gracia imaginarme en aquellas épocas. ¿Qué era de mí? ¿Dónde estaba varado? ¿Qué clase de ropa desfasada vestía? Y así transcurre la mañana sin mayor productividad que el propio desahogo. La tele ya está en silencio y me ha ganado una vez más.

Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada de Movistar Plus.

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