Páginas

sábado, 4 de diciembre de 2021

Una década atrás

He vuelto a niveles de hace una década, cuando me quedaba los domingos por la tarde en el sofá de la casa de mis padres para ver cada curva de cada Gran Premio de Fórmula 1. Incluso puedo retrotraerme más en el tiempo, cuando la fiebre del deporte recorría el cuerpo de (casi) cada español. Este deporte me ha enganchado de nuevo y no sólo por los pilotos españoles, Fernando Alonso y Carlos Sainz, sino porque entiendo que la competitividad ha avanzado más allá de Hamilton y Verstappen. O quizá es que a veces es más entretenido sufrir con coches que (habitualmente) no son ganadores. Ni Alonso ni Sainz ganarán una carrera este año.


Sin embargo, en la pasada carrera de Catar lo pasé tan mal que me emocioné sobremanera. Con todo el respeto, me alegra un podio de Carlos Sainz, pero que lo haga Fernando Alonso, siete años después del último, provoca que me invada la nostalgia, que se me humedezcan los ojos y aplauda solo, esta vez en el salón de mi piso de Simancas. Se puede tratar de una resurrección deportiva, la recuperación de algo que creías perdido para toda la vida y que se mantenía ahí por simple entretenimiento. Por ocio. Por costumbre.

Por eso quizá sabe mejor este inesperado resultado de Alonso a los mandos de un coche que debería colarse entre la zona de puntos con dificultades. De hecho, en la clasificación de pilotos, el asturiano marcha décimo en el momento que escribo estas líneas (antes del Gran Premio de Arabia Saudí), ese límite del que hablamos. Verlo de nuevo subido en el podio alimenta las esperanzas para la próxima temporada cuando, presumiblemente, todos los coches serán tan equitativos que cualquiera podría ganar, es decir, serán más importantes las manos del piloto. Y ahí, Alonso, aunque supere los 40 años, tiene todas las de ganar.

Confiamos en El Plan.

Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada de MARCA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario