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domingo, 1 de junio de 2025

Celebrar unos puntos

Desconozco cuál es la vorágine de sentimientos y nostalgia que se ha acumulado en los aficionados a la Fórmula 1 que apoyamos a Fernando Alonso. Sí sé desde cuándo, sólo que en esos momentos no éramos conscientes de lo (malo) que estaba por venir. A lo largo de los últimos —demasiados— años han ocurrido tantos sinsabores, decepciones y resignaciones que hemos desarrollado una resistencia a casi cualquier motor que nos quiera tirar abajo. Por eso 2023 fue tan disfrutado y este inicio de 2025 tan llevado. La coraza de los alonsistas es tan pétrea que ni siquiera nos hace daño que el asturiano no sume puntos en las primeras ocho carreras. Total, más abajo no se puede estar.

Que la negatividad se haya convertido en costumbre no inhibe que el regocijo aflore. Esto es, vamos a celebrar cada punto como antes hacíamos con los triunfos porque no sabemos cuánto tiempo durará, si 2025 será largo o esperanzador hasta que llegue Australia 2026, ya fijado en el calendario para la mayoría de las escuderías. Lo de Imola fue un resquemor controlado porque la gran clasificación anticipaba una desgracia casi con total seguridad. Lo de Mónaco escoció tanto que acudimos a cuestiones esotéricas para explicar la mala suerte de resultados. Y seguramente en Montmeló, cuando vimos al único Aston Martin en pista salirse de la trazada y comer grava, nuestro corazón de mil remiendos estaba preparando otra aguja. Sin embargo, la cita española trajo consigo una sorpresa tan celebrada como merecida: dos puntazos.

Ni siquiera me detengo a pensar si esta actitud es triste. Es libre, por seguro, pues reúne a varias opiniones y muchos nos abrazamos porque este es, de momento, nuestro Campeonato del Mundo. Al menos, el que no merece expectativas porque su razón de ser es superarse a sí mismo para después superar a los demás. Si uno puede vencer a sus adversarios con un tractor como herramienta, ¿qué puede hacerse cuando se compita en igualdad de condiciones o, lo que es más realista, con un coche un pelín inferior al resto? Seguramente sólo quepa una respuesta: magia.

Mientras ese truco arriba, no nos importa celebrar unos puntos como muestra de apego al talento. Probablemente nos iremos de este deporte sin ver a Fernando Alonso levantar un nuevo título mundial y eso será la confirmación de que si permanecimos ilusionados frente al televisor fue porque la verdadera fe existe.

Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada de El Mundo.

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