Hola, ¿qué tal? No te avergüences, hombre. Me imagino que si
estás aquí es porque te vas más a la barra, ¿no? Yo también, así que ya somos
dos (o tres, o cualesquiera que lea este texto). Como nuestra habilidad para no
quedar en ridículo mientras suena una canción en un pub/discoteca/garito/salón
de tu casa es posible que nunca resucite, si es que alguna vez estuvo viva, aquí
nos centraremos en, por lo menos, intentar que no lo note(n).
Me he ahorrado una introducción edulcorada porque ambos
sabemos que esto nos urge, pero permíteme poner una foto entremedias para que
el cambio no sea muy brusco. Ahí va.
![]() |
¿Te ves? Eso es que no estabas bailando. |
·Evita el baile de la baldosa. Es de todo menos un baile. Hazme caso, joder. Recuerda que nunca, nunca, nunca (nunca x6) lo debes acompañar con EL movimiento del cuello (no te hagas el sueco, sé que lo sabes), queda ortopédico y, sobre todo, arrítmico. También sé que todos lo hemos hecho –incluso cuando el reggaeton, ritual de apareamiento antiquísimo, suena- y como llega un punto en el que maduramos, o decimos haberlo hecho, os recomiendo exterminar estos dos conceptos, nos lo agradecerán.
·Aléjate de las
congas. Especialmente en verbenas, ferias o sucedáneos. Pasos fáciles,
dicen, pero tú no tienes la resistencia necesaria para agarrar tantas cinturas
en tan poco tiempo ni de aguantar tres minutos de cola interminable. Te recomiendo
cuatro acciones: a) No entres; b) camúflate (que ningún brazo te absorba hacia
esa cadena infernal); c) coge un vaso y simula educadamente que no puedes
incorporarte porque derramarías líquido en una espalda inocente, y d) corre
(pero mucho, mucho, imagínate que sólo queda una botella de Ballantines en el Mercadota).
·Las sevillanas están
prohibidas. Lo mejor que puedes hacer es sujetarles los bolsos a tus
amigas. Te sentirás (y serás, créeme) más útil. Esta regla es sagrada si eres
andaluz, no querrás quedar más en ridículo
con algo que a ojos del resto del planeta debes dominar gracias a la cualidad
de nacer por el sur. Casi algo tan innato como ser gracioso o echarse una
siesta. Déjate de fajín y sombrero cordobés, anda.
·Ve al baño. Al entrar en un establecimiento, es obligatorio –para nosotros, esos grémlins- conocer las diferentes salidas o refugios donde no salga a la luz tu inopia en esto de la danza. Normalmente son lugares oscuros, así que ten cuidado con tu espalda. También puedes ir al WC en mitad de la noche para ganar tiempo, que pase rápido y, por qué no, fúmate un cigarro, que es ilegal, pero en esta vida hay que correr riesgos, qué coño.
·Rózate. Tampoco seamos estúpidos, ¿eh? Si dos chicas vienen a buscarte (sí, a ti) y te impiden el paso hacia adelante y hacia detrás, al menos aprovecha la situación porque quién sabe cuándo será la próxima ocasión en la que te veas con tanta feromona sólo para ti. Todita. Si te resistes, conseguirás el dudoso honor de que aquellas doncellas nunca vuelvan a sacarte. Ah, y que te llamen soso, sieso, antipático, aburrido, malaje, soseras, vacuo (bueno, ésta no), apático, “puff…vaya mierda de tío”, “tú te lo pierdes”, “quita esa mano de ahí” o variantes. Ya sé que te suenan.
![]() |
Quizá aquí prefieras despegarte. |
·No salgas. Evita la humillación.
·Simula que tocas la
guitarra. He de confesar que es mi arma secreta, mi truco de siempre, mi
triquiñuela de flipado, mi alternativa para la madrugada, mi redención durante
el agobio… Una subnormalidad, vamos. A mí ya me tienen calado, así que he visto
bien cederte los derechos y de estar forma dejar constancia de mi repertorio
una vez abandone este mundo. Que me recuerden por algo más que “ese tío de la
C15 con flores”.
·Sonríe. Bueno,
no sólo cuando todo el mundo baila, pero así disimulas y puede que pasen
desapercibidos los dos bloques de hormigón que tienes por piernas.
·Ligoteo. Entretente
y demuestra que es más importante la lengua y el cerebro que mover bien el
cuerpo (bailando, claro; para otros –ando habría que discutirlo). O si no busca
un texto porque aquí no te puedo ayudar.
·Encuentra a un cómplice. Que hable y fume mucho, que te retire de la zona de las luces y te acerque a la estufa, que te dé conversación y cigarros, que no baile para no caer en la tentación, que no te arrastre, que te escuche, que te aguante, que no le importe pasar frío por ti, que te invite a algo cuando vea que tu consumición se acaba, que no le importe que no sepas bailar, que le venga bien. Felicidades, has encontrado a tu pareja.
Y si nada de esto sirve, bebe.
Twitter: @Ninozurich.
*Fotos tomadas de Aksie, Blogspot y PerezHilton.
No hay comentarios:
Publicar un comentario