Hay que reconocer que durante esta cuarentena estamos aprendiendo varias cosas que antes no conocíamos por "falta de tiempo". En mi caso, no sabía que existían tantas aplicaciones para hacer videoconferencias: Skype, Duo, Teams, Facetime, Zoom, el propio WhatsApp, Hangouts, etcétera. Es una locura que de no ser por el coronavirus no hubiéramos descubierto. Hay que sacarle el lado positivo a las cosas: nos hemos dado cuenta de que necesitamos más contacto con las personas del que creíamos y eso es una enseñanza que debemos mantener cuando todo vuelva a la normalidad. Porque volverá y nosotros estaremos para vivirlo y mantener la conciencia que en estas semanas estamos demostrando.
Pero, ¿no tenéis la sensación de que quedáis más con vuestros amigos y familiares que antes de la llegada del confinamiento? Yo sí, incluso ha habido ocasiones en las que he tenido que posponer un "encuentro" con un amigo porque ya tenía otro concertado con los compañeros de trabajo a la misma hora, por ejemplo. Ahora existen reuniones hasta para ver series "juntos" u organizar una #Tabernilla, como han etiquetado en Instagram algunas personas de mi pueblo. La originalidad y el deseo de compartir momentos en compañía ha aflorado debido a la situación actual. En época de atrincheramiento, hay que oxigenarse como sea.
Tiene su punto humorístico, de hecho, pues me parece una herramienta perfecta para reírse de los cuadros que tiene colgado tu compañero de mesa de la oficina o descubrir todas las camisetas de fútbol del otro, pues usa una cada día y relata las anécdotas asociadas a ellas. Hay gente, por otro lado, que se mueve muchísimo y nunca sabes en qué habitación de su casa se encuentra o, por el contrario, otros permanecen tumbados en la cama un largo tiempo hasta que deciden, por ejemplo, salir a la ventana a fumarse un cigarro y así apaciguar las ganas de hacer deporte. Hay de todo y siempre es divertido descubrir pequeños detalles del día a día. O de tu pareja si no tienes la suerte de vivir con ella.
En otro orden de cosas, estoy aprovechando para leer uno de esos libros que siempre están entre los más valorados por la crítica cultureta y uno nunca encuentra el momento de encararlo. Hace tiempo que está incluido en mi tablet y no fue hasta hace una semana cuando lo encendí: "100 años de soledad". Sólo he podido devorar un capítulo, eso sí, pues las obligaciones laborales y el horario de mierda de esta semana no me han permitido más. En cuanto publique este texto en el blog, no obstante, me iré a mi cama a tumbarme, echarme la manta del Real Madrid por encima y leer, al menos, otro más. Así siento que hago algo productivo, culturizarme más allá de ver una pantalla. A veces los ojos necesitan descanso, es cierto.
No pretendo que esto sea un diario ni un decálogo, tan sólo es una rutina que sigo desde hace varios años, el desintoxicarme con la palabra una vez por semana. En ocasiones sé de lo que escribo y, en otras, no. Nunca sé cuándo le toca a cada una. Habrá gente que no aprenda nada de estar encerrada en casa y otra que sí. En cualquier caso, animo a todos a mantener la mente ocupada y evitar que el virus, si bien todavía no ha entrado en nuestro cuerpo, no revolotee nuestra cabeza. Somos más fuertes que él.
Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada del Heraldo.es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario