El asunto está en no desistir. Creo en lo que hago y la mejor forma para demostrar que es así es agachar la cabeza y pedir perdón. He tenido días fuera de mi habitación, intentando recuperar la normalidad y quiero encontrar la esperanza de que ha merecido la pena. Porque es lo que creo y porque se lo merece. A lo largo de este camino veo semanas de insistencia en el remordimiento y rezos. Hacia arriba y hacia el frente, también hacia uno mismo, porque la reflexión no es unidireccional y debe esparcirse por los cuatro costados.
También a lo lejos —esta vez no me hacen falta gafas— veo 10 días con tanta ilusión que estoy deseando coger el volante y empezar a atravesar campiñas y viñedos. Posiblemente sea uno de los viajes que más ganas tengo de que llegue. Pero piano. Antes hay otras cosas que solucionar y tengo en la mente incrustado lo que deseo hacer. Contigo, conmigo, con los dos y con él observando, como siempre hacía, para lograr el perdón por el respeto que le arrebaté. Quiero que nos vea bien.
Pero es agradecido oxigenarse, tomar aire fresco con algún día nublado y probar nuevos sabores como el humus con zanahoria. A partir de ahora voy a cerrar los ojos y lanzarme a nuevos horizontes, pues vivo atado a la rectitud de los horarios y las redes de la mente. Tenemos que soltarnos, disfrutar y no mirar hacia la muñeca del reloj, donde cada segundo está perdido. Perdemos demasiado tiempo en pensar cuánto tiempo nos queda hasta llegar a ese punto. Pierdo demasiado tiempo en pensar qué punto viene después del siguiente y se me congela el cerebro sin que se pueda atisbar lo verdaderamente importante, lo que te están contando en ese instante.
El asunto está en no desistir y seguir. Lo que viene merece la pena. Estoy seguro.
Mi Twitter: @Ninozurich
*Fotografía tomada de Urban Magazine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario